jueves, 28 de julio de 2011

Capítulo 11; Una tarde movidita.

De repente, una sombra pasó muy rápido por la ventana y Keit se sobresaltó. Se acercó a esta y la abrió, encontrando debajo a Justin. Estaba a punto de asomarse cuando Keit lo vio.
     -¿P-pero tú qué haces aquí? –dijo casi gritando.
     -Yo…Yo…Nada. –Dijo, apartándose de la ventana y desviando la mirada hacia otro lado.
     -Pues parece que me acosas. –Dijo ella, mirándole con los ojos entrecerrados.
     -¡No te acoso! –Gritó, mirando a Keit de nuevo.
     -Pues si no me acosas, dime, ¿Qué haces aquí?-Dijo ella, cruzándose de brazos.
     -V-venía a saludarte… -Dijo, volviendo a mirar hacia otro lado.
     -¿Para?
     -¿No puedo o qué?
     -Claro que puedes, pero ¿no crees que es un poco raro que andes a hurtadillas? Mejor hubiera sido que llamases a la puerta, ¿sabes? –Dijo, aguantando la risa, pues a Justin se le habían subido los colores a las mejillas.
     -Bueno, pues te toco la puerta. –Dijo, caminando hacia la puerta principal.
Keit cerró la ventana y en un abrir y cerrar de ojos, ya sonaba el timbre. Ella rió, negando con la cabeza. Soltó un “Abro yo” para hacer más emocionante la cosa e hizo lo dicho. Frente a él, estaba Justin, con las manos en los bolsillos.
     -Hola, ¿qué deseas? –Dijo ella, soltando una pequeña risotada.
     -Pues nada, que pasaba a saludarte y… eso.
     -Bueno, te lo agradezco. ¿Quieres pasar? –Dijo, echándose a un lado, haciendo un gesto con la mano que le daba vía libre.
     -Eh… sí, claro. –Dijo, entrando y dirigiéndose al salón.


Ambos en él, se sentaron en el sofá, mirando hacia la tele que aún estaba encendida y daban dibujos animados.
     -¿Ya se te ha quitado la vergüenza? –Dijo él, mirando a la tele, pero se daba a entender que hablaba con ella.
     -¿Eh? Ah, sí. Ayer vino Annie a mi casa y fue comer. Después de eso… -Calló. Se llevó la mano  a la cabeza y rió entre dientes.- Ya lo sabías.
     -Sí, pero sigue contando. Ustedes me dijeron que iban a ir al centro comercial, pero nada más. Me interesa saber que hicieron. –Se encogió de hombros, ahora mirando a Keit a la cara.
     -Vale, pues nada. Que fuimos a comer al McDonald y después de allí, Annie me acompañó a comprarme un bikini. Y luego, pues, vine a mi casa, cené con mis padres y me duché. –Ella seguía hablando, mirando a Justin también. No sabía porque pero no podía parar.- Y después bajé y te encontré aquí con tu madre y luego me fui a dormir, pero no sin antes escribir en mi diario, cosa que hago todas las noches. Después de eso me acosté y… -Se volvió a callar.- Te estoy comiendo la oreja, ¿Verdad?
     -No, no, no. Si me gusta que la gente me cuente cosas. –Rió por lo bajo, asintiendo.- Ah, por cierto. Ayer, cuando fui al baño, te vi durmiendo. Estás muy mona, eh. –Dijo, moviendo las cejas un tanto pícaro.
     -Gra… ¿pero qué…? –Frunció el ceño, sin saber que decir.- ¿¡Qué hacías en mi cuarto!?
     -A ver, no he dicho que estuviera en tu cuarto. He dicho que cuando he ido al baño te he visto. –Se encogió de hombros.
     -¿Y por qué has ido? –Soltó, dándose cuenta después de lo absurda que era la pregunta.-
     -Porque tenía ganas, yo que sé. –Se encogió de hombros.
Keit suspiró y negó con la cabeza. Miró el reloj de la sala y ya eran las 12. El tiempo volva, pero aún quedaba para la fiesta.
     -¿no tienes cosas que hacer? –Dijo Keit
     -¿Yo? No, ¿por qué? –Dijo él, encogiéndose de hombros.
     -Porque yo sí que tengo cosas que hacer. –Dijo, poniéndose en pie, esperando que él comprendiera la indirecta.
     -¿Quieres que te ayude? No me importa.
No, no la entendió y a pesar de seguir diciéndole cosas como: tu madre te estará esperando o no, ya puedo yo. Nada. Él no estaba dispuesto a irse. Terminó por rendirse e ir a la cocina a empezar a hacer la comida.


     -No sé qué hacer de comer.
     -Algo que te guste a ti y a tu hermano, ¿no? –Rió él.
     -Eso es obvio. –Dijo también riendo
Después de dar tantas vueltas a la cosa, decidió hacer papas fritas y carne. Habían tardado más de lo que ella había pensado. Entre que hacían un poco el tonto y que no paraban de entretenerse. Después de 2 horas y media, la comida ya estaba lista.
     -Justin, ve a avisar a mi hermano mientras yo sirvo.
     -Sí. En cuanto lo llame, me voy. Mi madre me estará esperando para comer. Ya si eso, nos vemos en la tarde.
Justin salió de la cocina y ella se quedó sirviendo la comida. Poco después, Justin entró en la cocina con Marcus. Éste, estaba con la cabeza recostada en el hombro de Justin. Keit se acercó a ellos, comprobando que su hermano estaba dormido.
     -¿Se ha dormido? –Preguntó Justin
     -Al parecer sí.
     -Qué facilidad, eh. En un momento se quedó frito. –Rió por lo bajo.- Bueno, mejor, esta tarde estará activo.
     -No, mejor no, me dará la lata. –Dijo, cogiendo a su hermano en brazos y levándolo a la sala, donde lo acostó en el sofá. Se giró hacia Justin, que la había seguido.- Bueno, ¿quieres quedarte a comer? Es que no hay que desperdiciar la comida. Para cuando el enano se haya despertado, será la hora de ir a la fiesta.
Justin accedió encantado y ambos fueron a comer. En la comida, Justin seguí haciendo el tonto. Que si se ponía la papa de bigote, que si ponía caras raras. Empezaba a caerle bien el chico. Cuando acabaron de comer, recogieron la mesa, poniendo los platos del desayuno y la comida en el lavavajilla. Eran ya las 5 cuando terminaron.
     -Bueno, me voy a mi casa a cambiarme. ¿quieres que venga de nuevo y vamos juntos a la fiesta? –Dijo él.
     -Sí, ve, yo voy a hacer lo mismo. Menos mal que ya he vestido a mi hermano. Y… no, no hace falta. Annie vendrá a buscarme. –Dijo, acompañando a Justina  al puerta.
     -Que precavida. –Rió levemente y salió, quedándose enfrente de la puerta.- Vale, pues ya nos vemos allí.
Keit se despidió con un adiós a Justin y cerró la puerta. Subió a su habitación y cogió la bolsa donde, dentro, estaba el bikini que se había comprado. Se lo puso en el baño y se puso la misma ropa que llevaba. Se puso un poco de perfume y se peinó el pelo, dejándolo suelto. A las 6 en punto, tocaron la puerta y ella bajó a abrir. Su hermano ya había abierto y supuso que el timbre lo habría despertado. Allí estaba Annie, con una sonrisa. Se saludaron, saliendo de la casa y dirigiéndose a la fiesta. Por el camino, Annie le contaba cómo era la gente y que sólo tenía que ser ella misma. Keit decidió guardarse lo que había pasado esa tarde y escuchaba atentamente a ella. Se notaba que Keit había cambiado. Ahora era más divertida, estaba más suelta. Llegaron por fin a la casa de Chaz y …

Continuará...
Pronto más. Gracias a todas, os quiero. Un beso. (L)

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